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ESCRITURA | Cuando eras poesía

00:49      07/06/08


Es muy complicado describirlo, no sé ni por dónde empezar. No tengo con quien compararle porque era él en todos los sentidos.

Me era imposible dejar de observarlo ni despegar la mirada porque no quería perderme ni un segundo de él. Era como si en el fondo pensara que, observándolo, terminaría por conocerlo: sus misterios, sus miedos, sus recovecos. Cada gesto contenía mil palabras de historia, de su historia; era como un poema que uno no termina de entender, se te escapa el significado, pero tampoco puedes dejar de leerlo ni de darle vueltas. Para algunos eran palabras complejas que carecían de sentido, pero para mí eran palabras complejas que escondían un mundo entero, el suyo.

A veces se quedaba mirando a la nada con esos ojos que siempre me parecieron inteligentes perdidos en otro mundo, como si el suyo fuese más complejo e interesante que el nuestro, como si solo estuviese aquí de visita. Y cuando me miraba me sentía desnuda, como si todo mi mundo interior estuviese en sus manos, como si fuese un libro cerrado ante él, un libro que en cualquier momento podía abrir si lo deseaba. Me sentía incómoda y segura a la vez, porque si alguien tenía que verme desnuda, tenía que leerme, ese debía ser él.

Siempre suspiraba como si estuviese cansado del mundo, pero sereno. Parecía que no le preocupaba el tiempo, como si no tuviese valor... y eso le hacía parecer eterno. Y, a pesar de que todo me agradaba y de que todo formaba parte de él, lo que más me gustaba era su sonrisa, y sé que puede parecer típico, pero la suya no lo era. Tenía una sonrisa perezosa, como si fuese mucho más viejo a pesar de ser tan joven. Cuando sonreía así a mí me parecía invencible. Él, tan sereno, como si pudiese con todo, con todo sin salir de su calma. Sonrisa perezosa, pero jamás arrogante. Sonrisa que no enseñaba los dientes. Sonrisa que le hacía parecer sabio, con miles de recuerdos y experiencias sobre sus hombros, como si hubiese sido testigo de tantas cosas que ya nada lo podía turbar.

Era imposible acercarse a él, era imposible conocerlo. Sabía mucho, pero no decía nada. Quizá era eso lo que me fascinaba: en un mundo donde nadie sabe nada pero todos hablan, una persona así era extraña. Su sonrisa perezosa me decía que él sabía que era extraño, y su mirada inteligente me susurraba que le era indiferente. Solo le importaba su silencio, que lo llenaba todo. 

Y, mirándole, yo era feliz, y me preguntaba cómo era posible ser feliz con tan poco.


IG: @luaph
Lua.

Comentarios

  1. Me ha encantado, en algunas partes se me han puesto los pelos de punta <3

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  2. ¡Hola!

    Nos sorprendes una vez más con un texto precioso que llega a cualquiera que lo lea.

    Un abrazo

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  3. Hermoso!! gracias por compartir tu alma en las letras, abrazosbuhos!!

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  4. Hola! :D
    Es hermoso sin duda! siempre he admirado como en tan pocas palabras nos pueden decir tanto,

    Besos ♥

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  5. Que lindo! <3 Me gusta tu forma de escribir!

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