COFFEE TALK | El futuro me asusta y me ilusiona

Dentro de un año no madrugaré para ir al instituto, dentro de un año no tendré a mis amigas Paulina y María en clase. Tampoco tendré que enseñar el carné de estudiante a las porteras para poder salir del instituto a la hora del patio ni llegaré a casa en bus a las 14:33 ni  me recibirá mi perra en el porche. No iré cada tarde a mi gimnasio de toda la vida ni veré mi estantería al entrar en mi habitación. Probablemente todo habrá cambiado, y aunque hace años que lo anhelo y me ilusiona, a veces me encuentro temblando de miedo.

Las fotos son todas mías. IG: @luaph

En Baleares estamos acostumbrados a ir a la península a estudiar, sobre todo a Cataluña. Desde pequeños hemos visto como nuestros hermanos, primos y amigos irse lejos, así que lo vemos normal y estamos mentalizados... o al menos yo creía que lo estaba, porque cuando lo ves a la vuelta de la esquina te asustas, y con "a la vuelta de la esquina" me refiero al temido segundo de bachillerato, y digo temido porque nos asustan diciéndonos que es un curso horrible y nos hinchan la cabeza con la palabra Selectividad (la prueba de acceso a la universidad, por si no sois españoles). No voy a extenderme ahora respecto a si se trata de mitos o no, eso lo dejo para final de curso, hoy vengo a escribir (y de manera improvisada) sobre mis miedos.

Al contrario que la mayoría de mis compañeros, tengo claro que en lugar de Barcelona iré a Madrid a estudiar, y es por eso que la semana pasada fui tres días de vacaciones a visitarlo por primera vez para ver si me gustaba. Me gustó, sí, pero me abrió los ojos: el año que viene supondrá un giro de 180º. Mi vida va a cambiar, todo lo conocido va a cambiar. ¿Significa eso que no lo sabía de antes? No, yo ya lo sabía pero es distinto encontrarse con la realidad cara a cara. ¿Significa que ya no quiero dar el paso? Para nada, quiero hacerlo y lo haré.

Tengo miedo a idealizarlo, llegar ahí y decepcionarme; tengo miedo de que el cambio sea demasiado y no consiga adaptarme. Pasar de vivir en una isla como Menorca, de noventa mil habitantes, a Madrid, en la que viven solo en la ciudad tres millones, es un gran cambio. Lo que no me gustó de Madrid es que hay demasiada gente, y aunque eso ya lo sabía porque es la capital de España y era de esperar, me da miedo que me agobie y me haga pasarlo mal. Por otra parte no voy a compartir un piso del centro porque sería carísimo, así que no viviría donde está todo más masificado, por lo que al menos tengo ese "consuelo", pero sigue creándome incertidumbre.

Segundo punto a tratar: mi introversión, mi timidez. Teóricamente mis dos mejores amigas vendrán a Madrid a estudiar también, pero no es seguro que vaya a compartir piso con ellas, por lo que quizá tenga que hacerlo con desconocidos. Soy muy celosa con mi espacio y mi privacidad, pero mientras me dejen tranquila y sean ordenados (al menos en los espacios comunes, lo que haga cada uno en su habitación ya me da lo mismo) no habrá problema. Lo que verdaderamente me preocupa es llegar a la universidad y estar sola porque yo siempre he ido a clase con mis amigos, con las mismas personas en primaria y en el instituto no tanto, pero parecido. Ya no tendré a Paulina conmigo en la clase ni podremos compartir mesa, mis amigas siquiera irán a la misma universidad que yo. He hablado con gente de Madrid y me han dicho que no me preocupe que todo el mundo empieza de cero en la universidad y estarán igual de solos que yo, por lo que será fácil hacer amigos, aunque sea tímida y malísima socializando.

Quizá algunas personas dirán que estoy dándole demasiadas vueltas cuando aún falta mucho, pero... ¿de verdad falta tanto? Segundo pasa muy rápido y termina a finales de mayo. De mayo. ¿Tengo que empezar a darle vueltas cuando falten dos meses? ¿De verdad eso es mejor que empezar a plantearse las cosas mucho antes? No, no falta nada, faltan siete meses que se van a pasar volando, en siete meses estaré calculando medias, rellenando matrículas y buscando pisos baratos hasta debajo de las piedras. No, no "falta demasiado para pensar en eso". Nos hinchan la cabeza con los exámenes, con las notas que debemos sacar para entrar en la carrera, nos dicen que el primer año será horrible, que estaremos solos, nos dan charlas para "planificar nuestro futuro y proyectos de vida",... Nos llaman niños y nos tratan como adultos. ¿Quieres que sea una niña o una adulta? Entonces trátame como tal, no me reproches que me comporte como me has pedido.

Yo sé que no pasa nada, que de no gustarme Madrid no tengo por qué vivir ahí el resto de mi vida, que solo voy para estudiar y que la carrera que quiero hacer no está en Baleares, por lo que es Madrid o Cataluña, y personalmente me quedo con Madrid, así que no estoy tomando una decisión equivocada (a veces me pregunto si estoy cometiendo un error). Estaré lejos de todo lo conocido pero eso me va a enriquecer, ganaré independencia y me espabilaré, además de que me abriré a cosas nuevas, diferentes. Por eso digo que, aunque me dé miedo, también estoy ilusionada.

Gracias por leerme, necesitaba escribirlo y contárselo a alguien, como a ti que, seas quien seas y nos conozcamos o no, ya te has metido un poco en mi cabeza. Me gusta dejar esto por escrito porque querré leerlo dentro de siete, ocho o nueve meses, y quizá dentro de un año, o quizá cuando termine la carrera. Quién sabe, lo importante es lo que sé ahora.

Gracias.

Lua.