¿Estamos marchitos?
Estoy cansada de que me duela,
cansada del déjà vu que es mi vida,
cansada de sentir que no importo.
Es la crónica de mi día a día.
Necesito saber si sí o si no.
Por favor, no me dejes con la duda,
la incertidumbre duele mucho más.
Sufrir la estocada final a cámara lenta,
que te arranquen el corazón sin piedad
y sin que pierdas la esperanza
de que todavía hay un poco de luz
en algo que está ya muerto y marchito.
Se me está clavando el interrogante
¿Por qué no lo impides?
en un pecho que no para de sangrar.
¿Por qué no lo haces?
Y aunque nunca juramos nada
siento que me has traicionado.
Pero te he terminado el trabajo
porque me he roto a mí misma.
Era la calma antes de la tormenta
y no quiero mirar atrás porque
sé que mi pecho está helado
y si veo la luz me voy a derretir.
Y sería tan fácil que eso me da pistas.
No sé si culparme a mí misma.
Y sería tan fácil que todo fuese bien.
No sé si la culpa la tienes tú.
Sería tan sencillo que nunca va a ocurrir.
Lua.
¡Hola hola! ^^
ResponderEliminarYa sabía yo que esta entrada prometía :) Te lo he dicho (escrito) en otros textos que nos has compartido y te lo repito ahora: me encanta. Hay en tu forma de escribir un punto de melancolía que me encanta y es que, como te he comentado infinidad de veces, son las prosas grises, las que juegan con la tristeza, las que más me gustan.
Voy a jugar a hacer interpretación libre, sí, sí. Para mí, nos hablas de alguien que ha hecho mucho daño a otra persona. Y cómo duele eso. Es el mordisco de la rabia lo que nos envenena, ¿no crees? La traición, como comentas, las expectativas frustradas que van seguidas de ese "te lo dije" que nos susurramos bajito cuando las cosas salen mal. Porque, seamos realistas, muchas veces anticipamos la desgracia y cerramos los ojos. Porque es más fácil. Porque es cómodo. Quién sabe, tal vez sólo sea que queremos creer que, esta vez sí, todo saldrá bien.
Nada, Lua, que me ha encantado. Es desgarrador y precioso :)
¡Un besazo muy pero que muy grande y feliz domingo, guapísima! ^^